Es
hora de comer y estoy en mi casa. Siento al etérico de mi alma
gemela. Le noto solemne y contento. Me transmite que va a ocurrir
algo importante en un rato. Termino de comer y me van guiando para
que me prepare para un trance. Hacen que me tumbe, ya que dicen que
el trance va a ser más fuerte que otras veces. Hay veces que las
comunicaciones son sólo telepáticas. Me tumbo, enciendo incienso y
velas y quedo a la espera porque no sé realmente qué va a suceder
ni quién va a venir a hablarme.
Comienza
a hablarme la Madre María. Me cuesta hablar y hasta
respirar, pero en todo momento soy consciente de la comunicación y
de lo que pasa a mi alrededor. Su energía es deliciosa. Me siento
amada y acompañada.
Mientras
me habla la Madre María, mi amiga Arael está al otro lado del
teléfono. La Madre María nos dice que quiere realizar con
nosotras un trabajo energético para ir preparándonos para la
llegada de esas almas. Arael también ha sido avisada de que
desempeñará esa misión de acogida de una de esas almas sanadoras.
Yo siento que poco a poco nos iremos uniendo las mujeres que estamos
en esa situación. La Madre María nos dice que todo esto
es mucho más importante y complejo de lo que nos podamos imaginar y
que dista mucho de nuestra visión humana de volver a tener un hijo.
La
Madre María comienza un
trabajo de visualización muy hermoso. Trabaja en nosotras con su
energía. Nos hace realizar una visualización preciosa y nos informa
de que esos niños que están por venir vienen con códigos de misión
muy elevados y que ellos han elegido a sus padres porque serán el
complemento de su misión. Pasado un rato invoca la presencia de mi
alma gemela y de la de Arael. Ambos participan de este trabajo
energético dando unas manifestaciones muy grandes de su amor hacia
nosotras. También realizan una promesa, unos votos de apoyo, ayuda y
amor hacia nosotras y esos futuros niños. La Madre
María pronuncia estas bellas palabras:
“Amados
hijos, hoy
con mi presencia aquí potencio vuestra unión como almas gemelas y
comienzo mi labor como protectora de la venida de estos seres amados
por mí en el cielo. En
este acto vais a impregnar de luz y de amor las chispas blancas de
luz de las almas de esos niños. Ellos
os reconocerán como sus padres. Yo, Madre del Hijo de Dios
Todopoderoso invoco la presencia de Dios Padre en la unión de estas
almas y le
ruego que las proteja para la realización de su labor. Dios
protege a sus hijos, y así será, tal y como está escrito, con la
bendición del Padre del cual soy sierva. Yo
lleno de luz el alma de estos niños y a sus amadas madres, para que
se vayan recubriendo de una capa de luz y de amor de altas
esferas necesaria
para engendrar a esos niños. El amor del Padre y de la
Madre están en ellos. Amados hijos e hijas, cuidadlos.
Os hacemos entrega del cuidado de unas almas muy importantes para
nosotros. Confíamos
en vuestro buen hacer”.
Debo
marcharme ya. Soy vuestra Madre, hija. Hasta pronto.
Canalizado
por Aura el 25 de febrero de 2012
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